El Cabezudo de la Bruja es uno de los personajes más emblemáticos y entrañable. Su rostro, con una nariz aguileña y una barbilla respingona, es inconfundible.
Ataviada siempre con su mandil, pañuelo y un vestido remendado con retales de colores, esta figura encarna el espíritu festivo y misterioso de la tradición local.
Pero detrás de su apariencia entrañable, acecha una advertencia: «¡Cuidado con la Bruja!«, susurran los mayores, recordando las historias de antaño en las que esta figura engatusaba a los más pequeños con sus artimañas.
Su historia se entrelaza con la del pueblo, una presencia constante que ha perdurado a lo largo de generaciones, sembrando tanto diversión como un leve escalofrío en las calles de Villanueva de Gállego.
